sábado, 7 de noviembre de 2009

De cómo se puede celebrar 40 años de Barrio Sésamo

Susana y su hermanastro

Una vez mi hermanastro tuvo un trabajo.
Fue justo cuando dejó el instituto,
trabajaba en una ferretería
luego perdió el trabajo: lo echaron
decía que no le pagaban lo suficiente,
el trabajo no estaba mal: colocar la mercancía que entraba en las estanterías
eso estaba bien, pero pagaban mal
hacía de reponedor, el inventario vamos.
Un buen día le fue a pedir aumento de sueldo al jefe y le dijo que lo despedía
a mi hermano, sí, bueno, hermanastro.
Entonces va mi hermanastro y entra a la ferretería por la noche
con las llaves que tenía,
lo destroza todo,
entra con un palo y empieza a golpear las estanterías, el ordenador,
se lleva parte de la mercancía que había entrado el día anterior: bisagras, enchufes múltiples, tornillos de última generación, artículos de jardinería: todo lo que pilló.
Después de un par de días escondido por el barrio decidió declararse culpable,
fue a la comisaría.
Estuvo dos meses en la cárcel. Lo soltaron con fianza.
Después nunca tuvo un trabajo, nunca más
dice que no puede estar ocho horas de pie en el mismo sitio
dice:
no puedo, sé que no puedo, lo sé.

Sus colegas ganan más dinero trapicheando.
Agotó el paro,
la ayuda familiar.
No le gustaba estudiar
A quién coño le gusta eso.

domingo, 1 de noviembre de 2009

CONDUCIENDO POR LA CARRETERA



Tengo varios mapas de carretera en la guantera del coche, junto a las cintas de música. Escucho a los Talking Heads mientras voy por la A-66 hacia León. P me espera en la cafetería del nuevo museo que han inaugurado en la ciudad. Voy por la autopista de montaña que comunica Asturias con la meseta. Tiene pendientes bastante pronunciadas, algunas del 13%, y varios túneles sin fin. Se hacen eternos. Algunos mal iluminados y con baches, como el Negrón, de casi cuatro kilómetros. Antes de entrar en él un cartel luminoso informa útilmente al conductor: EN CASO DE ATASCO PARE EL MOTOR. La autopista es de peaje. Ahora estoy en el toll precisamente, y busco monedas para pagar a la mujer. La mujer que trabaja en el peaje de la autopista debe de tener unos 25 años. Me saluda sonriendo y extiende su mano izquierda para alcanzar el importe. Tiene la radio encendida, puedo escucharla desde el interior de mi coche. Emiten un programa musical y oigo a Manu Chao. Demasiado comercial, todo se ha vuelto muy comercial, pienso, mientras le digo adiós a la mujer del peaje de la autopista del Huerna. También observo el paisaje montañoso con los picos nevados, y los pueblos de ahí abajo que veo alejarse mientras el velocímetro marca 100 km/h. Y las diminutas casas vistas desde arriba, como piezas del Monopoly. La señal de interrogación blanca sobre fondo azul (una de mis preferidas), me recuerda que puedo apagar las luces. Es una señal precisa. Es poesía visual en estado puro.

Conducir es algo inenarrable. No sólo supone un auténtico ejercicio de libertad, sino de placidez, es como escuchar permanentemente un mantra. ¿Qué puede haber comparable a la sensación de alejarse de un mundo conocido, aunque al mismo tiempo poco analizado desde otra perspectiva? En la autopista de montaña no hay peligro inminente, adelanto camiones y coches a los que ya resulta imposible descifrar su lugar de procedencia. No estoy de acuerdo con la nueva ley de matriculación, así que juego a imaginar el origen de los conductores; ése, de León, aquél que viene en sentido contrario y que va a 130 Km./h seguro que es de Madrid. Ahora me adelanta señora con madre por copiloto. A mi lado, niños alborotando en la parte de atrás y padre cabreado a punto de parar el coche y dejarlos tirados en el área de servicio de Caldas de Luna, que da nombre a un pueblo ejemplar, considerado así en el año 1959. Cruzo el puente de Fernández Casado, tantas veces retratado y expuesto en concursos fotográficos donde lo que se premiaba era la técnica, no el concepto o la sensibilidad.
Ningún paisaje llega a ser igual. Existen matices, a veces insignificantes que lo singularizan. Conducir supone ir a un punto concreto, aunque realmente uno nunca se dirige a un lugar exacto. Conducir es ir extraviándose lentamente.
Llego al segundo y último peaje de la autopista de montaña. A partir de aquí se extiende una inmensa llanura amarillenta con escasas elevaciones. Más allá, inconfundibles fardos de paja listos para cargar. Me desvío hacia León y dejo atrás la salida hacia La Robla, o Astorga donde veraneaba la dividida y filmada familia de los Panero.

jueves, 29 de octubre de 2009

Pequeñas y grandes responsabilidades.

Acción responsable

Comience a coleccionar etiquetas de ropa el uno de enero del año que viene.
A ser posible inicie la colección a las 24:06
Métalas en una caja de cartón e incluya una nota descriptiva de cada una de ellas donde se especifique:

Tipo de prenda
Color de la prenda
Textura
Año de compra
Lugar de compra
Motivo de compra
Duración de la misma
Otras prendas con las que solía combinarla
Qué admiraba de la prenda.
Añada cualquier otra información de interés (si se meó encima, vomitó, manchó de aceite, semen, flujos vaginales o salsa de tomate. Si la olía antes de ponérsela. Si es así describir el olor).
Cuando tenga la caja llena de etiquetas de tal modo que ya no quepa ni una más, llame inmediatamente a los siguientes teléfonos:

Ambulatorio más próximo
Unión Cívica de Consumidores y Usuarios
Defensor del pueblo
Agencia de protección de datos
Asociación de parados de 40 años y más
Soldados y objeción de conciencia
Greenpeace
Teléfono de la esperanza
Alcohólicos anónimos
Registro civil
Hacienda

lunes, 26 de octubre de 2009

De cómo un padre lee a sus hijas un folleto turístico. Calma chicha. Nada que reclamar.

Ruta por Trevías- Brieves, Valle de Paredes, y Belén de la montaña.

"Comenzamos la ruta en Trevias en cuya iglesia parroquial existe una
lápida milenaria que conmemora su fundación. Desde allí nos dirigimos hasta
Brieves por la N-634, cuyas casas se encuentran unidas a los hórreos mediante arcos. Desde Brieves tomamos la carretera hacia el Valle de Paredes, pueblo ejemplar, dirigiéndonos hacia San Pedro de Paredes donde se encuentran diversos artesanos de la madera y la cestería. No deje de visitar el entorno del puente sobre el río Esva. También resulta de interés la iglesia parroquial. Otra interesante alternativa desde Brieves es dirigirse hacia Muñás, hermoso pueblo con etnografía rural asturiana. Regresamos para atravesar los pueblos de Mones, La Mortera, o Arcallana, encaminándonos ya hacia el concejo de Cudillero hasta San Martín de Luiña. En esta ruta podemos tomar una tercera alternativa partiendo de Luarca y que nos llevará hacia la zona suroccidental del concejo, concretamente hacia la zona de Belén de la Montaña, donde se ubican pueblos de gran belleza, tales como el propio Belén, con la iglesia de San Salvador, Siñeriz o Buseco. Se divisan unas magníficas panorámicas sobre la costa. Accedemos desde esta zona al concejo de Villayón...”


Mi padre nos está leyendo un folleto turístico a mi hermana y a mí. Estamos calladas mientras mi padre lee atentamente. Lee sin interrupción. Más tarde toca el turno de preguntas. Mi hermana Clara le interroga sobre los Vaqueiros de Alzada, concretamente si eran blancos o negros. Mi padre le responde que blancos. Clara se queda tranquila con la respuesta. Todos los domingos vamos de excursión. A mi padre le gustan las excursiones, especialmente si hay que subir montañas o puertos de montaña. A mi madre no le interesan tanto las excursiones ya que tiene que levantarse muy temprano para preparar la comida. No se le puede olvidar nada, ni un tenedor. Mi padre la reñiría. Le diría: ¡otra vez te has olvidado el tenedor, con qué voy a comer! Mi madre, probablemente, miraría hacia otro lado como diciendo: hay que tener jeta, tú sólo te ocupas de las rutas turísticas y a mí me cae el marrón de los preparativos. Pero mi madre no dice nada, supongo que se la guarda para otra ocasión, cuando junte varios marrones.

domingo, 18 de octubre de 2009

De cómo P. y Natalia hablan sobre cosas importantes en la cama. Luego aparecen los típicos fantasmas y finalmente acaban tapándose con las sábanas.

Dormitorio de P
Natalia y P están tendidos en la cama. Acaban de hacer el amor.


Natalia.- (Alarga la mano y le acaricia el pelo.)¿Estás bien? Debes estar rendido. ¿Quieres que apague la luz?

P.- No, voy a fumarme un cigarro.

Natalia.- ¿Otro?

P.- El último.

Natalia.- Siempre dices lo mismo.

P.- Todos nos repetimos, Natalia.

Natalia.- El mismo discurso.

P.- Más o menos.

Natalia.- ¿Estás apático?
P.- Nervioso.

Natalia.- ¿Por qué?

P.- Mañana.

Natalia.- ¿Qué pasa mañana?

P.- Me llaman de la revista.

Natalia.- Serán buenas noticias.

P.- No estés tan segura.

Natalia.- Confío en ti. Siempre lo he hecho.

P.- No deberías esperar tanto de mi.

Natalia.- ¿Por qué dices eso?

P.- Me sobrevaloras.

Natalia.- Eres demasiado humilde.

P.- No lo creas. Soy un cínico.

Natalia.- ¿Vas de víctima?

P.- No. Pienso en mi hija.

Natalia.- Está bien, con su madre.

P.- Debería estar conmigo. Pasamos poco tiempo juntos.

Natalia.- Llámala.

P.- Ahora no.

Natalia.- ¿Tienes miedo?

P.- ¿Miedo, de qué?

Natalia.- De que se ponga Andrés.

P.- Él no es su padre. No debería vivir con ella.

Natalia.- Olvídalo.

P.- No puedo. Es un mierda.

Natalia- Ella te adora.

P.- No me tiene, lo tiene a él.

Natalia.- No es lo mismo. Ella lo sabe.

P.- Ya va al cine con los de su clase.

Natalia.- Se hace mayor.

P.- ¿Y si le pasa algo?

Natalia.- Tú también lo hiciste.

P.- Pero era distinto.

Natalia.- Era igual. Todo cambia muy lentamente.

P.- Tengo frío.

Natalia.- Cierra la ventana. Ven aquí, a mi lado.

P.- Tienes ojeras.

Natalia.- Es la luz.

P.- ¿Apago?

Natalia.- No, me da igual.

P.- Pasan los años. ¿Te asusta?

Natalia.- ¿El qué?

P.- Envejecer.

Natalia.- Seré guapa de vieja.

P.- ¿Por qué lo sabes?

Natalia.- Me parezco a mi madre.

P.- ¿Por las manías?

Natalia.- Y por más cosas.

P.- ¿Te tapo?

Natalia.- Menos los pies.

P.- ¿Dormimos?

Natalia.- Sí, ahora, sí.

miércoles, 14 de octubre de 2009

QUÉ HACER...

Tengo poco tiempo, me estoy depilando. Voy al baño corriendo, me paso la maquinilla de afeitar Gillette Woman por las piernas, antes me pongo crema de afeitar Sanex for Men con PH active. Hace tiempo que me depilo con Gillette, es muy cómoda, no tengo que ir a la cabina de estética, ni pedir hora, ni esperar, porque luego aunque pida hora siempre hay que esperar... He quedado con P. Luis vendrá dentro de media hora, le diré que voy al cine con una amiga, lo de siempre... Estoy nerviosa, la excitación de una nueva cita. Todavía tengo que lavarme el pelo y ducharme. Tranquila –me digo, tienes tiempo. Me paso la cuchilla. Acabo con las piernas y palpo su finura. Ahora las ingles y el pubis, con mucho cuidado. Extiendo la espuma de afeitar por toda la zona, es muy sensible y sigo nerviosa. Primero la ingle izquierda, luego la derecha. Ahora el pubis, hacia abajo, en el mismo sentido del crecimiento de los pelos. Doy un repaso, no ha quedado bien. Esta vez en sentido contrario. Me gustaría rasurármelo entero, sí, es una barbaridad, sólo la mitad, lo sé, aunque queda como un pequeño bigotito ridículo, da igual, ya está. ¡Me he cortado, mierda! me sale sangre. Busco en el botiquín del armario del baño el frasco del agua oxigenada, echo un poco en la herida con un trozo de algodón, es por la cuchilla que es nueva. Listo. Recorto los pelos sobrantes con las tijeras pequeñas, me los corto al ras. Sólo faltan las axilas, es rápido, aunque me salen granitos. No debería depilarme con cuchilla. Acabo con la depilación. Me desvisto, entro en la ducha, me enjabono todo el cuerpo con jabón de glicerina, estaba de oferta en Eroski. Me gusta su olor. Abro el grifo del agua caliente y me enjuago a toda prisa, ahora la cabeza. Utilizo champú para lavados frecuentes, froto con energía, lo aclaro y me seco con la toalla que me regaló mi madre por Navidad, siempre me regala lo mismo, es muy sabia y práctica. Agarro el secador de mano Happy Dry, de Ufesa, lo enchufo, me peino el pelo hacia atrás con el cepillo verde que lleva el logotipo de NH hoteles. Lo cogí del baño de un hotel, en Vigo, junto con el libro noche de relatos, que estaba en la mesilla de noche y que edita esta amable cadena hotelera para sus clientes; Cuestión de detalle...Pongo el secador al máximo volumen. Miro el reloj, quedan 5 minutos. Voy al armario, escojo las bragas de estampado sesentero, son modernas y combinan con todo. Extiendo el pantalón vaquero sobre la cama, le quito las arrugas con la mano, abro el cajón y me pruebo la camisa morada, no me gusta el escote tan cerrado, parece que llevo un collarín. La cambio por una camisa negra, un valor seguro. Me doy prisa, P me está esperando. ¡Ya!

viernes, 2 de octubre de 2009

Nuevas aportaciones sobre el inconformismo


Somos espantapájaros arrastrados por el viento




ESTE LUGAR


NO

ESTÁ

HABITADO


UTILÍCELO, PERO NO SE OLVIDE
DE RECOGER LA PORQUERÍA.