Mostrando entradas con la etiqueta TEXTOS TEATRALES. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta TEXTOS TEATRALES. Mostrar todas las entradas

sábado, 8 de junio de 2013

NURIA Y HÉCTOR. PENSASTE









Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez

viernes, 24 de mayo de 2013

NURIA Y HÉCTOR. PORQUE TE VAS
















Exterior día, ¿o es interior día? ¿Por qué están dentro del parking a punto de coger el coche? Héctor parece alterado, camina con gestos enérgicos y mantiene un rostro muy serio. Nuria está más relajada, camina a su lado e intenta sonreír.

NURIA: Deja, conduzco yo.

HÉCTOR: No hay prisa, vamos con tiempo.

N: ¿Allí quién te espera?

H: Nadie, voy en autobús hasta el pueblo.

N: Pero tienes que esperar mucho.

H: Leo el periódico, yo qué sé.

N: ¿Tu madre está en casa?

H: No, creo que está con una prima hasta que yo llegue.

N: ¿Y tu hermana?

H: Ya sabes que mi hermana está fuera y no puede venir.

N: Pues no sé por qué, bien que viene por Navidades a recoger el aguinaldo.

H: Porque es fiesta en todos lados, atiende: no hay otra solución, tengo que ir yo, además ya se han acabado las clases y tal vez no tenga que volver.

N: Yo iría contigo, pero ahora no puedo, tal vez para el otro fin de semana. ¿Qué vas a hacer allí, lo sabes?

H: Pues lo primero es llevar la casa rural, mi madre con la escayola estará unos tres meses sin poder hacer nada.

N: ¿Y como va a aguantar el negocio? Tendrá que cerrar.

H: Bueno ahora lo que hay que ver es como está ella y ya iremos arreglando las cosas.

N: ¿Pero hay gente ahora en el hotel?

H: Sé que tenía dos habitaciones alquiladas, menos mal que ya pasó el puente.

N: ¿Pero qué hacia tu madre subida a un tractor?

H: En el campo se hace de todo.

N: ¿Tú sabes llevar el hotel?

H: Sí, claro que sé hacerlo, aunque no me apetece cambiar las sábanas de otros. Ella daba desayunos y además tenía gallinas.

N: ¿Cuánto tiempo vas a estar allí?

H: Ni idea, ya sabes cómo son estas caídas, el asunto es que tal y como están las cosas el hotel no se puede cerrar. No nos lo podemos permitir.

N: Si claro, es una faena pero creo que es lo mejor.

H: ¿Tú, qué harás?, ¿quién te va a hacer ahora la comida?

N: Como por ahí, eso no es problema.

H: El problema es quién va a atender a mi madre, tendré que darle de comer, fregar y demás gaitas; pero lo que me preocupa es tener que limpiarla y moverla en la cama y todo eso. Tengo que encontrar a alguien, yo no estoy preparado.

N: El problema es que hay que pagarlo.

H: El hotel funciona bien, por ahora.

N: Pues dedícate al hostal y contrata a alguien que esté pendiente de ella.

H: Parece que todo se pone en contra últimamente, ¿será por la bondad?

N: ¿Qué bondad?

H: La que estamos acostumbrados a ofrecer a los demás. Cuanto más das menos recibes.

N: Me gustaría que nada me afectara. En algunas situaciones lo mejor es dejarse llevar.

H: Y dejar que a tu alrededor todo se convierta en un caos.

N: ¿Es que crees que solo tú puedes arreglar las cosas?, ese es tu problema, que te crees imprescindible.

H: Vamos a ver, si yo no voy a cuidar a mi madre y de paso a llevar el hotel, nadie lo va a hacer.

N: No sé por qué nos creemos imprescindibles, es un problema nuestro.

H: ¿Generacional, a eso te refieres?

N: No, nuestro. Pensamos que sin nosotros no funciona nada. 

H: Y ahora qué pasará con nosotros…

N: Pues nos dedicaremos por un tiempo a cuidar de los demás, es lo que toca.

H: Es lo que siempre nos ha tocado. ¿Y quién cuidará de nosotros?

N: Nadie, hay que asumirlo; ni la familia ni el estado. Como tú dices nos gasearán, somos un estorbo.

H: Todo se reduce a complacer a los demás.

N: No seas tremendista, hoy por ti mañana por mi, y madre no hay más que una; además te acabas de quedar sin trabajo.

H: Ves, no hay mal que por bien no venga, mientras haya salud… Si al final tengo una suerte bárbara.

N: Tal vez haya que plantearse las cosas de otro modo.

H: ¿Hablas de nosotros, de nuestra relación?

N: No, la vida entera. Yo que sé… Que pocas veces en realidad eres libre. Tiene que ver con algo más existencial.

H: Qué puede ser más existencial que lo que siento por ti, acaso crees que te quiero para mandarte mensajitos y echar un polvo de vez en cuando.
Si la cosa se alarga, ¿vendrás?

N: Mejor pensar en los dos próximos meses, no podemos mirar más allá.

H: Ya, es verdad, hay que ser realista, es lo que hay. Una madre de 76 con la cadera rota y una casa rural que atender. Yo en paro y a 500 km de distancia: precioso.

N: No tiene sentido enfadarse, te acompaño, ¿lo llevas todo?

H: Mejor voy sin nada, así, ligero de equipaje.

N: No pienses que la distancia es una prueba, nosotros ya la hemos pasado.

H: No es una prueba, es una puñalada.

N: No digas eso, dentro de quince días voy a verte.

H: Así que dos semanas sin vernos.

N: Tengo que trabajar.

H: ¿Y si me tengo que quedar todo el verano, qué hacemos?

N: No sé, ya pensaremos algo. Esto es inmediato.

H: Tú a Boston y yo a California, qué bien lo vamos a pasar, al fin tendrás todo el tiempo para ti.

N: Sí, me iré de fin de semana. Anda, no digas bobadas.

H: Ya llegamos, mira a ver si hay sitio en el parking.

N: No, antes doy una vuelta a la manzana a ver si hay un sitio libre, que cuesta carísimo.

H: Todavía no entiendo por qué la llaman Estación Sur si va al norte.

N: Un vestigio del pasado, son así de cómicos.

H: Pues hacen tanta gracia como Martínez Soria y Rajoy juntos.

N: Antes sí que era un cutrerío de estación.

H: Ya, ahora los pobres son más elegantes, se ve que tienen estudios.

N: ¿Llevas algo para leer?

H: Las Putas asesinas, haber si se me pega algo.

N: No te veo de puta, y tampoco de asesina.

H: No coño, de escritor.

N: Te acompaño hasta el bus y espero a que metas la maleta.

H: ¿Cuánto me vas a echar de menos?

N: Bastante más de lo que crees.

H: Sí, seguro que ahora aprovechas para irte con las amigotas y ponernos a parir.

N: Ya, eso es lo típico pero no en este caso, voy a subir al teleférico de la Casa de Campo.

H: No se me ocurre nada más emocionante, casi es peor que echarles de comer a las gallinas.

N: Hablando de gallinas, ¿hablaste con tu hermana?

H: No, cuando llegue al pueblo la llamo.

N: ¿Sabe que cayó tu madre?

H: Yo no se lo dije.

N: ¿Y por qué no? No crees que ya está bien… los reyes son los padres, ¿no?

H: ¿Y cuando fue la última vez que fue tu hermano a ver a tu madre? Por mucho que quieras las cosas son como son.

N: Pero mi familia no tiene a una tía loca encerrada en una cuadra.

H: No, lo que tiene es a un padre que se fugó con todo el dinero de tu madre.

Cría Cuervos…

 

Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez

jueves, 25 de abril de 2013

NURIA Y HÉCTOR. COMUNA PUNK



Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez

martes, 16 de abril de 2013

NURIA Y HÉCTOR. LA NIEVE


















NURIA: ¿Tienes frío, si quieres te dejo mi cazadora?

HÉCTOR: No, deja. Mira que no traer abrigo.

N: Ya, quién iba a decir que nos iba a caer esta nevada.

H: Una nevada en abril, después de estar a 17 grados la semana pasada.

N: El cambio climático se nos atraganta. Parece el fin del mundo; desaparecemos como civilización.

H: Desaparecemos antes que el euro.

N: Imagínate que fuera cierto que alguien nos dijera que nos quedan dos días, sé que es muy cinematográfico pero ¿qué harías, adónde irías?

H: No sé, probablemente no me movería de aquí. Iría al bar ese donde hay una máquina de música y metería monedas sin parar.

N: Entonces como colofón te daría por cantar.

H: Por correr seguro que no. ¿Tú, qué harías?

N: Ya que estoy aquí en la carretera empezaría a caminar hacia allá, sin dirección, como los esquimales. Me alejaría para verlo todo desde más lejos.

H: ¿Me dejarías aquí solo?

N: ¿No ibas a quedarte en el bar con el jukebox? O mejor podías escribir ¿por qué no escribes una carta de despedida?

H: ¿Y a quién iría dirigida?

N: Una carta de amor dirigida a una amada anónima, a todas las mujeres del mundo en plan amor global.

H: La redacto gratis, entonces.

N: Es algo voluntario, sin contrapartida, como el amor. Un acto romántico para un momento crítico y sublime. Como aquella carta que me escribiste en ese tono en plan vida o muerte, algo que sea demodé, como el amor cortés. Y vas y la dejas en una botella.

H: ¿Y eso tiene sentido?

N: Claro, es la respuesta a nuestra época de incertidumbre y desconfianza. Vas y te despides con una carta, toma ya.

H: A ver cómo lo ves así:
No sé qué piensas, no sé qué quieres ¿Por qué estás conmigo? ¿Acaso soy la última esperanza? Ya sé que es absurdo pero yo te quiero, creo en el amor, no quiero que estés conmigo por utilidad, por relleno. Dime que me quieres, no hagas que sufra (otra vez) otra vez.
Ahora te busco, te busco contra ti, en ti, dentro de ti, absolutamente dentro de ti.
No puedes creer que te amo, porque da la risa, ya lo se…
Pero yo… yo siento profundo, inspiro y trago tu nombre (Hey) Sólo pienso en ti.
Puedes pensar que en la noche solo rebusco entre los recuerdos tu imagen, tu voz, tu cuerpo desnudo.
No sientes esta sensación, este estar bien, este dar…

N: Genial, si llega a leerla alguien, alucina, es tan anacrónica.

H: ¿Tú crees en el amor, crees que puede existir el amor en este tiempo?

N: Pareces un personaje de La rodilla de Clara

H: Sí o no.

N: No sé qué contestar, no me dejas muchas alternativas.
Es tonto seguir pensando en ti, o pensar en nosotros. El tiempo ahora es como el microondas calentando la leche: no hay tiempo. Una película casi dura tanto como un curso del instituto.

H: Y un beso es un año de vida. ¿Piensas que una pareja es como un yogurt bio para hacer tu vida más saludable?

N: Ya no podemos pensar en nada de eso, ya hemos empezado a construir.

H: El amor salva al mundo, eso dicen los evangelistas  en sus furgonetas blancas.

N: Hay muchos tipos de amor. Anda, escribe la carta esa, dale al género epistolar, ya verás en qué se quedan los whatsup.

H: ¿Qué le dice un chico a una chica de 17 años, crees que hablan de amor?

N: No creo que sean tan románticos, no hablarán de promesas ni de cosas de esas.

H: Es que hoy qué van a prometer, las palabras se las lleva el viento y más las del twitter.

N: Se prometen en el viaje de estudios y luego, cuando el autobús dobla la esquina de la parada, ya, ni se conocen, eso sí que es un avance.

H: ¿Hablas de ellas o de ellos?

N: De todos.

H: ¿Y tú me seguirás queriendo igual, sin dinero?

N: Te querría con incisos, a trompicones.

H: Como cuando te encuentras tropezones en la sopa de marisco.

N: Es una prueba dura, lo es.

H: Pues es que ayer me despidieron.

N: ¡Qué me dices!

H: Me llegó la carta del despido. A los interinos no nos van a pagar durante el verano, ya somos menos que nada.

N: Tranquilo, lo teníamos hablado, ya lo suponíamos.

H: Sí, pero del dicho al trecho… No es lo mismo suponer que ver como no entra el dinero en la cuenta. Las facturas van a seguir llegando.

N: Ya sabes, no es más rico el que más, sino el que menos…

H: Y Dios proveerá, no te jode. Tenemos que empezar a recortar gastos.

N: Pues no sé de qué, si no gastamos nada.

H: De ahora en adelante, nada de cine y nada de viajes, y nada de cenas con amigos, y nada de ir a la peluquería; el pelo te lo corto yo, y… me voy a dejar melena.

N: Y nada de vino para comer y nada de comprar libros, y olvídate del periódico de los domingos. Y te dejas barba, que las cuchillas son muy caras.

H: Nos hemos convertido en la auténtica Generación beat, somos como el escarabajo de La metamorfosis, nos despertamos y nos caemos al suelo patitas arriba y no sabemos cómo darnos la vuelta.

N: Nos falta un cantautor que nos sirva de referencia.

H: Sí, pero que tenga 40 años como máximo.

N: Y que viva en una vivienda de protección.

H: O en casa de sus padres.

N: Hacen falta más Violadores del verso y que toquen en las escuelas concertadas.

H: No sé si el paro llegará a dos años, y después qué.

N: Tal vez se acabe el mundo, anda, escribe una frase de esas, de esas de amor, en plan epitafio.

H: No estoy para historias de amor. Recuerdo una vieja pintada en el muro de una fábrica: El odio nos hará libres.

Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez

domingo, 3 de marzo de 2013

NURIA Y HÉCTOR. EN EL RASTRO



Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y X-C

martes, 26 de febrero de 2013

NURIA Y HÉCTOR. DETRÁS DE LA VERDAD



















—No se me ocurre nada, no sé sobre qué vamos a escribir esta vez.

—Natalia me ha dicho que nos va a mandar unas fotos en la barra de un bar.

—Eso ya me lo has dicho, pero ¿de qué vamos a hablar?

—Podemos hacerlo sobre lo mal que está todo, de lo difícil que es llegar a fin de mes, de los embargos.

—Estoy harto de política, creo que deberíamos hablar de los personajes, de sus problemas personales.

—Pero ¿es que acaso no son problemas el que no les alcance el dinero, que tengan sus empleos en el aire?

—Sí aunque los periódicos y las radios ya nos saturan con la crisis, hay que buscar algo distinto.

—Podemos hablar del meteorito, de que ya no estamos siquiera seguros de que el cielo no se desplome sobre nuestras cabezas.

NURIA: Me gustan los bares donde no te conocen, donde hablas sin preguntar nombres ni apellidos. Donde das tu opinión y listo.

HÉCTOR: También me gustan los bares donde todo el mundo se conoce, que estás como en casa y hasta puedes ir en zapatillas.

N: Demasiada confianza, necesito intimidad. ¿A quién esperamos porque está claro que esperamos a alguien, no?

H: Dijeron que pasarían por aquí, pero no sé, es tarde

N: Mejor nos vamos ya.

H: Vamos a esperar veinte minutos más y nos vamos. 

N: Se hacen de rogar.

H: Todos nos hacemos de rogar, no seas impaciente.

N: No si a mi me da igual, mientras puedo leer una revista de tendencias. Todos los periódicos hablan de lo mismo.

H: ¿Qué es lo que dicen hoy?

N: ¿Te imaginas cómo fue la primera glaciación, cómo desapareció el Imperio romano? ¿Crees que todo esto es la antesala del fin?

H: ¿Del fin?, por favor no seas apocalíptica.

N: ¿Y si mañana nos cayera un meteorito?

H: Estás un poco nerviosa. Ya sé que no es fácil, pero no tiene sentido pensar en fatalidades.

N: No ves que trato de pensar qué pasaría si me echaran del trabajo; qué haría, adónde iría, tendría que volver a empezar desde cero.

H: Haríamos como los colonos, buscar nuevos territorios más allá de los mares.

N: Nadie nos ha enseñado a empezar de cero.

H: Es como cuando borras con una goma un esquema que no sirve.

N: Estás intentando ser positivo, ¿es eso?

H: Estoy intentando mantener la cabeza serena, ¿qué sentido tiene derrumbarse?

N: Te das cuenta, estamos ocupando los puestos de los de treinta y ahora tendríamos que estar viviendo sin preocupaciones por el dinero, sin agobios.

H: Ahora lo llaman eufemísticamente reciclarse.

N: ¿Reciclarse? lo que pasa es que sobramos.

H: Mira qué tranquilidad, aquí en la costa parece que no pasa nada.

N: Mañana vendrán más gaviotas y se posarán en el mismo sitio.

H: Pero el mar estará distinto, como el río de Heráclito, eso lo cambia todo.

N: Cambia el escenario pero nosotros seguimos con la incertidumbre.

H: Estás muy negativa hoy.

N: ¿Crees que podemos estar seguros de algo? no sé siquiera si me despedirán mañana, hasta nos puede caer un meteorito encima.

H: No seas exagerada, la tierra va a seguir girando.

N: Díselo a los de Chernóbil, o a los que se envenenan con pastillas antes de que los echen a la calle.

H: Siempre fue así, siempre hubo ricos, ladrones y pobres. La tristeza es ver cómo han destruido la educación para tener al país en sus manos.

N: Como cierre la clínica no sé que será de nosotros.

H: Pues yo que estoy de interino, no quiero ni pensarlo.

N: Tanto trabajar para esto.

H: No te agobies, piensa en otra cosa.

N: Vamos a construir un castillo de arena, algo sencillo

H: Vamos a tomar algo, ¿qué te apetece?

N: Una tónica, no me gusta el alcohol.

H: Pues es una medicina mágica.

N: De magia negra: Días de vino y rosas.

H: Es lo único que funciona en España, los bares.

N: Sí, pero a costa del trabajo esclavo de los camareros: de sol a sol.

H: Sol y toros, bares y fútbol; eso es España.

N: Pásame el periódico, anda, que me aburro.

H: Podrías hacerme un poco de caso.

N: Mientras tú miras el partido, yo prefiero leer la prensa, a ver qué escándalo toca.

H: ¿Qué vamos a hacer hoy, te apetece comer fuera y luego vamos al cine?

N: No te enteras, estamos en crisis y no se puede gastar. Comemos en casa y luego vemos una película en la tele.

H: Ya, ya lo sé, pero es que a veces te dan ganas de actuar como si no existiesen los problemas, sobre todo cuando no eres tú el que los crea.

N: Además acuérdate que hemos quedado para cenar con Rosa y Jaime.

H: No sé, puede que no quiera ir, que me de pereza. Ese rollo de las cenas de pareja…

N: Ya, tragar las gambas y
mancharte la camisa de mahonesa.
Mirar si colocan los codos sobre la mesa,
o no.
Si saben secarse bien la boca con la servilleta,
si vienen arreglados
o han tenido un mal día;
un día de esos —como últimamente tenemos todos—
donde te avergüenzas de haber nacido en este país
¿No te pasa?
que miras el telediario, o
lees la prensa
y piensas
¿es aquí donde nací?
No puede ser verdad.
Me asquea,
y luego
por la radio
dan consejos
para animarte:
venga, piense en sus hijos,
en su futuro:
¡hay que levantar el país!
Yo qué sé.

H: Prefiero ver partidos en el bar y no tener que aguantar al novio de tu amiga y sus modales, su egoísmo y la dominación a que la tiene sometida.
No sé por qué
pero a veces no me apetece ver a nadie,
aunque sea viernes
y haya que estar alegre
porque sí.
En el fondo salimos de la fábrica
igual que en la revolución industrial
y necesitamos socializar
con el prójimo
para no caer en un monótono
fin de semana.
Yo no quiero ver a nadie,
no lo digo deprimido
lo digo riendo,
lo digo feliz.
No quiero mancharme la camisa
con una salsa de esas tártaras,
ni tener que pasarme la noche
contando anécdotas de la semana:
no tengo anécdotas,
ya no.
Ya no tengo ganas de contar.

Y yo, no quedé en nada.

N: Pero te lo comenté.

H: Pero si él te cae peor que a mi, además luego te quejas de que se pasó la cena mirándote el escote.

N: Lo hago por ella, quiero sacarla de esa relación.

H: ¿Qué la vas a salvar?, ¿no crees que ya es grande para cuidarse sola?

N: Creo que sólo está con él por el sexo, hacía mucho que no tenía una relación continuada y lo necesita.

H: Entonces para qué vamos a ir a cenar, mejor una cama redonda.

N: No te pases. A veces es sólo eso y ya está.

H: Pensé que este rollo de las cenas de parejas no tenían que ver con nosotros, que lo nuestro era distinto y que ya estábamos de vuelta de estos tópicos. Las cenas de parejas es de lo peor.

N: ¿Y qué quieres, que nos miremos el ombligo?, me gusta el intercambio de opiniones. Es muy básico lo de llegar a casa con ese sabor de que eres mejor, eso sube el ego.

H: Pues yo no me comparo con nadie, prefiero hablar con los parroquianos.

N: Sabes perfectamente que en el bar eres superior a todos porque ganas en las conversaciones más triviales y quieres ganar en todos los modelos.

H: ¿Qué has dicho, triviales o tribales?
¿Y Rosa por qué se separó de Toño si era muy simpático?

N: Porque le ponía los cuernos y luego le contaba que hacía horas extras. Se dejó engañar varias veces pero a la cuarta o quinta ya no aguanto más.

H: Y ahora ella se resarce inmolándose con un macho de manual. No hay quien os entienda.

N: Tampoco entiendo yo qué veis en veinte tíos persiguiéndose por el pasto, o por qué os quedáis alelados cada vez que os sonríe una rubia.

H: Jamás dejamos de parecer un dúo extraño.

N: Detrás de la verdad…

 
La discusión se tornó en lanzas y el ruido de la televisión y las máquinas tragaperras nos impidió oír las palabras que se dijeron, a fin de cuentas se querían y todas aquellas cosas aún no tenían importancia. El tiempo salpicaría las vidas, pero no sería en esta historia, todavía quedaba mucho trecho por recorrer.

Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y X-C

miércoles, 20 de febrero de 2013

NURIA Y HÉCTOR. ASISTENCIA MUTUA



Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez

lunes, 11 de febrero de 2013

NURIA Y HÉCTOR. ¿PASASTE FRÍO ESTA NOCHE?




Imágenes Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y X-C

domingo, 3 de febrero de 2013

NURIA Y HÉCTOR. EN LA CAMA



















HÉCTOR: A veces pienso que no me quieres, que todo esto es una fantasía donde yo sólo soy una sombra.

NURIA: ¿Y qué puede hacer el otro para sacarte esa idea suicida?

H: Cuando estamos juntos, como ahora, no necesito pensar nada.

N: Ya, dejas la mente en blanco sin necesidad de clases de yoga; eso está bien. Nadas a corriente de la nueva ideología oriental.

H: Según pasan los días voy descubriendo las cosas, van surgiendo sentidos que estaban muertos.

N: A veces, cuando dices esas cosas, me das miedo, como si estuvieras poseído por un cuerpo extraño.

H: Tal vez tanto pensar me haya hecho idiota.

N: No seas extremo, no estoy acostumbrada a que expresen los sentimientos con tanta solemnidad.

H: ¿Piensas que solo estoy aquí para acostarme contigo?

N: Tampoco es eso, no lo pienso, pero a veces eres tan rollito espiritual que me descolocas.

H: Me gusta acariciarte detrás de las rodillas.

N: Sí, me haces cosquillas. Son partes del cuerpo que tenía atrofiadas.

H: ¿Crees que el sexo nos hace libres, o es una atadura más? Siempre pensando en si le gustará al otro o si llegaré al orgasmo.

N: Nos hace dependientes, y eso incluso hablando de una trayectoria sexual satisfactoria.  

H: Y toda esa gente que renuncia o niega la sexualidad, ¿Qué la ve como algo pecaminoso? Ahora con la cantidad de información que existe es increíble que aún no sea algo positivo.

N: Pero falta el sentimiento, la sinceridad, todas esas propuestas que aparecen en los libros de psicología y que creemos que cumplimos a la perfección.

H: ¿Te das cuenta de lo importante que eres para mi y que no cambiaria este instante por ninguna otra cosa?

N: Pero ocurre que nos autoengañamos, sí, lo creo, los hombres y también las mujeres. El autoengaño es algo cotidiano.

H: Cómo me gusta que me acaricies así, despacio.

N: El origen está en la infancia, en un conflicto edípico no resuelto.

H: Muchas veces tengo miedo, pero a tu lado me siento distinto.

N: Lo llaman miedo al perder el confort materno, he leído algo y en el origen de todo, por lo visto, está el pensamiento freudiano, ¡qué sería de nosotros sin Freud!

H: ¿Crees que saldremos de esta, crees que encontraremos un sitio?

N: Es el miedo al poder fálico lo que a ti te pasa.

H: Ya sé que mañana sonará el despertador, pero ahora es como si estuviese en la cima del mundo.

N: Yo creo que en este tema, en el sexo, la mayoría está tratando de adoptar la posición del héroe; pero todo son ansiedades.

H: Todas esas caricias me están despertando.

N: Sabes que una cosa es leer a Freud y otra a Lacan porque tenían opiniones distintas respecto a la fase edípica.

H: ¿Crees que todo esto es sólo química? ¿No crees que existe algo más, que la sensación que tengo cuando estoy a tu lado es algo más que endorfinas?

N: Aunque el conflicto, como tal, aparece cuando interviene la figura del padre; es el miedo a la castración.

H: Deja, no digas nada (Pablo Abraira).

N: En el festival de Sundance se acaban de estrenar un montón de películas que hablan de sexo. Yo creo que es por la crisis, nos hace reflexionar sobre nuestras relaciones íntimas.

H: Es difícil hablar de sentimientos, a mi me pasa.

N: A mi ya no tanto como antes. Al final, a todos nos preocupa lo mismo. El sexo también: es universal.

H: Pero casi no hablamos de sexo.

N. Ya, y mira que lo intento contigo. No sé qué te pasa.

H. Es que me siento como si hiciera terapia.

N. Lo que te falta es soltarte

H: ¿Soltarme el qué?

N: Me refiero a la naturalidad. Pensar que lo que a ti te ocurre, lo que tú piensas, lo están pensando miles de personas al mismo tiempo.

H: Así que crees que todo el mundo está pensando, por ejemplo, en el sexo anal.

N: ¿Estás pensando en eso ahora?

H: Sí. Leí El País, hoy por la mañana, y salía una escritora australiana que estrena su obra en el Centro Dramático Nacional ycuenta cómo, a pesar de su ateísmo, encontró a Dios en el mismo momento en que fue sodomizada por primera vez”.

N: Pues ayer echaron El informe Kinsey por la tele y explicaba el desconocimiento de lo que era el sexo en América. ¿Te imaginas lo que era el sexo en los 50 en España?

H: Balarrasa.

N: ¿No habláis entre los hombres?

H: ¿De qué?

N: ¿Qué decís cuando habláis de sexo?

H: De las tías con las que nos acostamos, nada de descripciones, sólo números enteros, sin decimales.

N: Nosotras, cuando nos juntamos, siempre hay alguna que  da vidilla a la reunión contándonos cómo su nuevo novio la desnuda en la cocina mientras miran a través del horno si está lista la pizza.

H: ¿No habláis de prácticas sexuales?

N: Hablamos de satisfacción sexual y no nos cortamos un pelo.

H: ¿Y qué es lo que se lleva ahora?

N: De todo, lo que se lleva es lo que ambos quieran, sobre todo entre parejas que se han unido recientemente.
Luego están las desparejadas que buscan y encuentran muy poco, la verdad, o se llevan un chasco absoluto cuando lo hacen una de esas noches locas.
El otro día una amiga me dijo que tenía tantas ganas que no le importó que el tío estuviera tan borracho que al final, no pudo.

H: ¿Y hablas por ahí de nuestras relaciones sexuales?

N: Sí, claro. De cómo lo pasamos, de la frecuencia, de cómo cambian las necesidades. Una amiga me contó que había que ser abiertos y permitir a tu novio hacerlo con otras mujeres, que no deberíamos ser egoístas.

H: Tienes que presentarme a tu amiga.

N: Hay como una autonegación a lo que no es habitual.

H: ¿Como al fetichismo?

N: También puede ser, pero lo importante es la comunicación, ese sigue siendo el caballo de batalla de la sexualidad también hoy.

H: ¿La comunicación qué es, por el uso de la lengua?

N: Yo creo que es un síntoma más del miedo ancestral a decir lo que nos gusta, a revelar nuestras fantasías y miedos, y ya es hora de que nos demos cuenta de que todo, también el sexo, es global.

H: Como los hijos, ¿acaso son ellos la razón del sexo? o ¿lo es el pecado original?

N: ¿Por qué los tíos jamás habláis de sexo entre vosotros, solo de a cuántas os tirasteis?

H: Es que somos unos caballeros.
¿Cuántas veces puedes hacerlo en una noche? ¿Crees que podríamos intentarlo hoy?

N: No es una competición. Nunca me planteo el sexo como si fueran encuestas.

H: Sería como Encuentros en la tercera fase.

N: Prefiero la calidad, ya lo sabes.

H: Pero primero tienes que quitarte el corpiño ese, que me rasca.

N: Venga me lo quito. Ahora vuelve la moda de las fajas, como si no estuviéramos bastante constreñidas.

H: Es un revival, no lo pueden evitar, si hasta quieren volver a poner la Casa de fieras en el Retiro.

N: Entonces tendremos una involución también en el sexo.

H: O sea: tú debajo, mujer.

N: Sí, y mirando la hora, como Amélie, eso es genial.

H: ¿Qué es, algo típico femenino?


Y la noche sigue entre lentas palabras y rincones de oscuridad. El tiempo perdido se refleja por debajo de la puerta queriendo entrar en la habitación, peleándose con los sueños que, todavía vírgenes, intentan ocupar el espacio de un futuro incierto.


Imagen Natalia Pastor
Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez