Siberia, es un error muy preciado como si estuviera a la vuelta de la esquina
jueves, 25 de julio de 2013
miércoles, 24 de julio de 2013
2013 de Poesía. Día 205. Roxana Popelka
Día 205. Roxana Popelka. Cumple años feliz (2010)
Una frase de copérnico
La misma fuerza que conserva
un proyectil disparado
cuando se aleja de la mano del
lanzador.
Y creo que esa misma
fuerza la utilizo
para levantarme cada día,
para volver cada noche
al mismo punto de encuentro, porque
no hice caso de la última frase que
me dijiste cuando te ibas:
“No merece la pena
los planetas seguirán girando
alrededor del sol”.
Exterior día, ¿o es interior día? ¿Por
qué están dentro del parking a punto de coger el coche? Héctor parece alterado,
camina con gestos enérgicos y mantiene un rostro muy serio. Nuria
está más relajada, camina a su lado e intenta sonreír.
NURIA: Deja,
conduzco yo.
HÉCTOR: No
hay prisa, vamos con tiempo.
N: ¿Allí
quién te espera?
H: Nadie,
voy en autobús hasta el pueblo.
N: Pero
tienes que esperar mucho.
H: Leo el
periódico, yo qué sé.
N: ¿Tu
madre está en casa?
H: No, creo
que está con una prima hasta que yo llegue.
N: ¿Y tu
hermana?
H: Ya sabes
que mi hermana está fuera y no puede venir.
N: Pues no
sé por qué, bien que viene por Navidades a recoger el aguinaldo.
H: Porque
es fiesta en todos lados, atiende: no hay otra solución, tengo que ir yo, además
ya se han acabado las clases y tal vez no tenga que volver.
N: Yo iría
contigo, pero ahora no puedo, tal vez para el otro fin de semana. ¿Qué vas a
hacer allí, lo sabes?
H: Pues lo
primero es llevar la casa rural, mi madre con la escayola estará unos tres
meses sin poder hacer nada.
N: ¿Y como
va a aguantar el negocio? Tendrá que cerrar.
H: Bueno ahora
lo que hay que ver es como está ella y ya iremos arreglando las cosas.
N: ¿Pero
hay gente ahora en el hotel?
H: Sé que
tenía dos habitaciones alquiladas, menos mal que ya pasó el puente.
N: ¿Pero
qué hacia tu madre subida a un tractor?
H: En el
campo se hace de todo.
N: ¿Tú
sabes llevar el hotel?
H: Sí,
claro que sé hacerlo, aunque no me apetece cambiar las sábanas de otros. Ella
daba desayunos y además tenía gallinas.
N: ¿Cuánto
tiempo vas a estar allí?
H: Ni idea,
ya sabes cómo son estas caídas, el asunto es que tal y como están las cosas el
hotel no se puede cerrar. No nos lo podemos permitir.
N: Si
claro, es una faena pero creo que es lo mejor.
H: ¿Tú, qué
harás?, ¿quién te va a hacer ahora la comida?
N: Como por
ahí, eso no es problema.
H: El
problema es quién va a atender a mi madre, tendré que darle de comer, fregar y demás
gaitas; pero lo que me preocupa es tener que limpiarla y moverla en la cama y
todo eso. Tengo que encontrar a alguien, yo no estoy preparado.
N: El
problema es que hay que pagarlo.
H: El hotel
funciona bien, por ahora.
N: Pues
dedícate al hostal y contrata a alguien que esté pendiente de ella.
H: Parece
que todo se pone en contra últimamente, ¿será por la bondad?
N: ¿Qué
bondad?
H: La que
estamos acostumbrados a ofrecer a los demás. Cuanto más das menos recibes.
N: Me
gustaría que nada me afectara. En algunas situaciones lo mejor es dejarse
llevar.
H: Y dejar
que a tu alrededor todo se convierta en un caos.
N: ¿Es que
crees que solo tú puedes arreglar las cosas?, ese es tu problema, que te crees
imprescindible.
H: Vamos a
ver, si yo no voy a cuidar a mi madre y de paso a llevar el hotel, nadie lo va
a hacer.
N: No sé
por qué nos creemos imprescindibles, es un problema nuestro.
H: ¿Generacional,
a eso te refieres?
N: No,
nuestro. Pensamos que sin nosotros no funciona nada.
H: Y ahora
qué pasará con nosotros…
N: Pues nos
dedicaremos por un tiempo a cuidar de los demás, es lo que toca.
H: Es lo
que siempre nos ha tocado. ¿Y quién cuidará de nosotros?
N: Nadie,
hay que asumirlo; ni la familia ni el estado. Como tú dices nos gasearán, somos
un estorbo.
H: Todo se
reduce a complacer a los demás.
N: No seas
tremendista, hoy por ti mañana por mi, y madre no hay más que una; además te
acabas de quedar sin trabajo.
H: Ves, no
hay mal que por bien no venga, mientras haya salud… Si al final tengo una
suerte bárbara.
N: Tal vez
haya que plantearse las cosas de otro modo.
H: ¿Hablas
de nosotros, de nuestra relación?
N: No, la
vida entera. Yo que sé… Que pocas veces en realidad eres libre. Tiene que ver
con algo más existencial.
H: Qué
puede ser más existencial que lo que siento por ti, acaso crees que te quiero
para mandarte mensajitos y echar un polvo de vez en cuando.
Si la cosa
se alarga, ¿vendrás?
N: Mejor
pensar en los dos próximos meses, no podemos mirar más allá.
H: Ya, es
verdad, hay que ser realista, es lo que hay. Una madre de 76 con la cadera rota
y una casa rural que atender. Yo en paro y a 500 km de distancia: precioso.
N: No tiene
sentido enfadarse, te acompaño, ¿lo llevas todo?
H: Mejor
voy sin nada, así, ligero de equipaje.
N: No
pienses que la distancia es una prueba, nosotros ya la hemos pasado.
H: No es
una prueba, es una puñalada.
N: No digas
eso, dentro de quince días voy a verte.
H: Así que
dos semanas sin vernos.
N: Tengo
que trabajar.
H: ¿Y si me
tengo que quedar todo el verano, qué hacemos?
N: No sé,
ya pensaremos algo. Esto es inmediato.
H: Tú a Boston y yo a California, qué bien
lo vamos a pasar, al fin tendrás todo el tiempo para ti.
N: Sí, me
iré de fin de semana. Anda, no digas bobadas.
H: Ya
llegamos, mira a ver si hay sitio en el parking.
N: No,
antes doy una vuelta a la manzana a ver si hay un sitio libre, que cuesta
carísimo.
H: Todavía
no entiendo por qué la llaman Estación Sur si va al norte.
N: Un
vestigio del pasado, son así de cómicos.
H: Pues
hacen tanta gracia como Martínez Soria y Rajoy juntos.
N: Antes sí
que era un cutrerío de estación.
H: Ya,
ahora los pobres son más elegantes, se ve que tienen estudios.
N: ¿Llevas
algo para leer?
H: Las Putas asesinas, haber si se me pega algo.
N: No te
veo de puta, y tampoco de asesina.
H: No coño,
de escritor.
N: Te
acompaño hasta el bus y espero a que metas la maleta.
H: ¿Cuánto
me vas a echar de menos?
N: Bastante
más de lo que crees.
H: Sí,
seguro que ahora aprovechas para irte con las amigotas y ponernos a parir.
N: Ya, eso
es lo típico pero no en este caso, voy a subir al teleférico de la Casa de Campo.
H: No se me
ocurre nada más emocionante, casi es peor que echarles de comer a las gallinas.
N: Hablando
de gallinas, ¿hablaste con tu hermana?
H: No,
cuando llegue al pueblo la llamo.
N: ¿Sabe
que cayó tu madre?
H: Yo no se
lo dije.
N: ¿Y por qué
no? No crees que ya está bien… los reyes son los padres, ¿no?
H: ¿Y
cuando fue la última vez que fue tu hermano a ver a tu madre? Por mucho que
quieras las cosas son como son.
N: Pero mi
familia no tiene a una tía loca encerrada en una cuadra.
H: No, lo
que tiene es a un padre que se fugó con todo el dinero de tu madre.
Cría Cuervos…
Imagen Natalia Pastor Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez
NURIA: ¿Tienes
frío, si quieres te dejo mi cazadora?
HÉCTOR: No,
deja. Mira que no traer abrigo.
N: Ya,
quién iba a decir que nos iba a caer esta nevada.
H: Una
nevada en abril, después de estar a 17 grados la semana pasada.
N: El
cambio climático se nos atraganta. Parece el fin del mundo; desaparecemos como
civilización.
H: Desaparecemos
antes que el euro.
N:
Imagínate que fuera cierto que alguien nos dijera que nos quedan dos días, sé
que es muy cinematográfico pero ¿qué harías, adónde irías?
H: No sé,
probablemente no me movería de aquí. Iría al bar ese donde hay una máquina de
música y metería monedas sin parar.
N: Entonces
como colofón te daría por cantar.
H: Por
correr seguro que no. ¿Tú, qué harías?
N: Ya que
estoy aquí en la carretera empezaría a caminar hacia allá, sin dirección, como
los esquimales. Me alejaría para verlo todo desde más lejos.
H: ¿Me
dejarías aquí solo?
N: ¿No ibas
a quedarte en el bar con el jukebox? O mejor podías escribir ¿por qué no
escribes una carta de despedida?
H: ¿Y a
quién iría dirigida?
N: Una
carta de amor dirigida a una amada anónima, a todas las mujeres del mundo en
plan amor global.
H: La
redacto gratis, entonces.
N: Es algo
voluntario, sin contrapartida, como el amor. Un acto romántico para un momento
crítico y sublime. Como aquella carta que me escribiste en ese tono en plan
vida o muerte, algo que sea demodé, como el amor cortés. Y vas y la dejas en
una botella.
H: ¿Y eso
tiene sentido?
N: Claro,
es la respuesta a nuestra época de incertidumbre y desconfianza. Vas y te
despides con una carta, toma ya.
H: A ver
cómo lo ves así:
No sé qué piensas, no sé qué quieres
¿Por qué estás conmigo? ¿Acaso soy la última esperanza? Ya sé que es absurdo pero
yo te quiero, creo en el amor, no quiero que estés conmigo por utilidad, por
relleno. Dime que me quieres, no hagas que sufra (otra vez) otra vez.
Ahora te busco, te busco contra ti,
en ti, dentro de ti, absolutamente dentro de ti.
No puedes creer que te amo, porque
da la risa, ya lo se…
Pero yo… yo siento profundo, inspiro
y trago tu nombre (Hey) Sólo pienso en ti.
Puedes pensar que en la noche solo
rebusco entre los recuerdos tu imagen, tu voz, tu cuerpo desnudo.
No sientes esta sensación, este
estar bien, este dar…
N: Genial,
si llega a leerla alguien, alucina, es tan anacrónica.
H: ¿Tú
crees en el amor, crees que puede existir el amor en este tiempo?
N: Pareces
un personaje de La rodilla de Clara
H: Sí o no.
N: No sé
qué contestar, no me dejas muchas alternativas.
Es tonto seguir
pensando en ti, o pensar en nosotros. El tiempo ahora es como el microondas calentando
la leche: no hay tiempo. Una película casi dura tanto como un curso del
instituto.
H: Y un
beso es un año de vida. ¿Piensas que una pareja es como un yogurt bio para
hacer tu vida más saludable?
N: Ya no
podemos pensar en nada de eso, ya hemos empezado a construir.
H: El amor
salva al mundo, eso dicen los evangelistas
en sus furgonetas blancas.
N: Hay
muchos tipos de amor. Anda, escribe la carta esa, dale al género epistolar, ya
verás en qué se quedan los whatsup.
H: ¿Qué le
dice un chico a una chica de 17 años, crees que hablan de amor?
N: No creo
que sean tan románticos, no hablarán de promesas ni de cosas de esas.
H: Es que
hoy qué van a prometer, las palabras se las lleva el viento y más las del twitter.
N: Se
prometen en el viaje de estudios y luego, cuando el autobús dobla la esquina de
la parada, ya, ni se conocen, eso sí que es un avance.
H: ¿Hablas
de ellas o de ellos?
N: De todos.
H: ¿Y tú me
seguirás queriendo igual, sin dinero?
N: Te
querría con incisos, a trompicones.
H: Como
cuando te encuentras tropezones en la sopa de marisco.
N: Es una
prueba dura, lo es.
H: Pues es que
ayer me despidieron.
N: ¡Qué me
dices!
H: Me llegó
la carta del despido. A los interinos no nos van a pagar durante el verano, ya
somos menos que nada.
N: Tranquilo,
lo teníamos hablado, ya lo suponíamos.
H: Sí, pero
del dicho al trecho… No es lo mismo suponer que ver como no entra el dinero en
la cuenta. Las facturas van a seguir llegando.
N: Ya sabes,
no es más rico el que más, sino el que menos…
H: Y Dios
proveerá, no te jode. Tenemos que empezar a recortar gastos.
N: Pues no
sé de qué, si no gastamos nada.
H: De ahora
en adelante, nada de cine y nada de viajes, y nada de cenas con amigos, y nada
de ir a la peluquería; el pelo te lo corto yo, y… me voy a dejar melena.
N: Y nada de
vino para comer y nada de comprar libros, y olvídate del periódico de los
domingos. Y te dejas barba, que las cuchillas son muy caras.
H: Nos
hemos convertido en la auténtica Generación beat, somos como el escarabajo de La metamorfosis, nos despertamos y nos
caemos al suelo patitas arriba y no sabemos cómo darnos la vuelta.
N: Nos
falta un cantautor que nos sirva de referencia.
H: Sí, pero
que tenga 40 años como máximo.
N: Y que
viva en una vivienda de protección.
H: O en
casa de sus padres.
N: Hacen
falta más Violadores del verso y que toquen en las escuelas concertadas.
H: No sé si
el paro llegará a dos años, y después qué.
N: Tal vez
se acabe el mundo, anda, escribe una frase de esas, de esas de amor, en plan
epitafio.
H: No estoy
para historias de amor. Recuerdo una vieja pintada en el muro de una fábrica:
El odio nos hará libres.
Imagen Natalia Pastor Texto Roxana Popelka y Juan Carlos Suárez