domingo, 29 de marzo de 2009

NACER, MORIR, REPOSAR, DESAPARECER

Descubrió en el
descampado
que nosotros éramos
los que nos movíamos
-lo demás reposa-

Y las estrellas
nacen y mueren
¿NACEN Y MUEREN?

La pasión desapareció
con un café frío
y unas tostadas quemadas.

viernes, 27 de marzo de 2009

Esperando en Medina.

ESPERANDO EN MEDINA.


El tren se detiene, los observo atentamente; un hombre y una mujer sentados en un banco. El banco de la estación, es el único, no hay otro. La estación se llama Medina, Medina del Campo. Son mayores, tienen ochenta años o más. Ella lleva un vestido de lunares blancos (su mejor vestido, quizás). Él, una camisa blanca abotonada hasta el cuello y una boina. Sujeta su bastón con una mano, con la otra se aferra al extremo del banco, como si fuera a caerse. Están ahí sentados esperando. Siempre a la misma hora. Al mismo tren. En él tendría que bajar su hijo, pero su hijo no ha cogido nunca ese tren, ni lo cogerá. Tampoco irá en autobús, ni en coche. Su hijo no volverá nunca a Medina del Campo a ver a sus padres. Ellos no lo saben, no saben casi nada de él. Por eso todas las tardes, de lunes a viernes, van a la estación para ver si en el Talgo procedente de Alicante viene su hijo.
Yo conozco a su hijo, sé quién es, he vivido con él, he comido con él. Sé que le gusta la carne bien hecha, odia el deporte y le gusta dormir hasta bien tarde pero no puede porque tiene que madrugar, trabaja a turnos. Ahora ya no vivo con él. Estamos separados, fue una tontería pero estamos separados. Nos llevábamos bien. Habíamos comprado un piso de V.P.O con mucho esfuerzo. Nada de vacaciones. El no se quejaba, yo tampoco. Llegué a tener hasta tres trabajos para poder pagar la hipoteca. Tenía trastocado el sueño. Por la noche, a las tres o las cuatro de la mañana, se despertaba, encendía la televisión y miraba cualquier cosa, tertulias o lo que fuera. A veces se dormía en el sofá y, por la mañana, lo encontraba encogido como un feto. Cuando vivíamos juntos solíamos ir a Medina. Aprovechábamos un puente, alguna fiesta patronal.
En invierno hacía mucho frío. Sus padres nos dejaban la casa del pueblo. Él partía la leña y encendía la chimenea pero seguía haciendo frío. El calor se escapaba por las rendijas de las ventanas, por la ranura de la puerta. En verano entraban insectos, se colaban hasta el baño. Una vez arrojé un escarabajo verde por el váter y logró sobrevivir hasta que tiré de la cadena y desapareció.

Sus padres irán todas las tardes a la estación, se sentarán en el único banco y esperarán a que llegue el tren. Su hijo no bajará nunca de ese tren porque su hijo se avergüenza de sus padres.
Un día me lo dijo: mis padres son analfabetos, hacen ruido al comer, son una ruina, así que no quiero volver a verlos. Por eso sé que si algún día coge un tren no será para ir a Medina.
Roxana Popelka

miércoles, 25 de marzo de 2009

De lo que recuerdan

De lo que recuerdan:

Recuerdos, remembrances, souvenirs, erinnerungen, ricordi, muitot…


1. Parece que fue ayer.
Lo estoy viendo, pequeño y rápido, moreno de cara, de facciones agudas. Siempre caminaba arrastrando un poco los pies, y fumaba, sí, fumaba constantemente; puedo decir que nunca lo he visto sin un cigarrillo en los labios.
También llevaba un paquete de repuesto en el coche, decía que el coche también fumaba, por eso siempre había una cajetilla en la guantera.



2. Era muy conversador, siempre tenía algo interesante que contar. Hablaba con todo el mundo, incluso con un perro que había adoptado. Nos preguntábamos qué hacía viviendo solo un conversador como él, pero es verdad que su perro le hacía compañía.

3. Era lo que se puede llamar una persona “listeja”, sí, de esas que todo lo cazan al vuelo. No se le pasaba ni una. Sabía perfectamente adónde quería llegar, y eso que tenía una pinta de indefenso, pero era una de sus triquiñuelas para hacerse notar.

4. Al principio cuando lo conocimos, tenía tics. Uno de ellos consistía en frotarse la nariz constantemente, parecía que fuera a estornudar, pero nunca lo hacía. También se pasaba la manga de la chaqueta por los labios después de comer, era un poco marrano, la verdad.


5. Contaba mentiras constantemente. Decía que eran doce hermanos, cuando en realidad era hijo único. Ya no distinguía entre lo que era verdad o mentira. No tenía ninguna foto suya, las había quemado todas.


6. Era disléxico, pero a él le divertía y se lo decía a todo el mundo.


7. Siempre llevaba puestas unas gafas de sol, de esas que impiden ver el trasfondo. Nunca sabías si te miraba o no, eso no me gustaba nada. Me ponía nerviosa.


8. Era amable con todo el mundo, hacía todo lo posible por quedar bien. Nunca habría podido vivir con una persona así, era el tipo de gente encantadora por fuera, pero duro y egoísta en casa.


9. Seguía leyendo libros de Asterix y Obelix, tenía toda la colección. De vez en cuando, entre charla y charla, soltaba una exclamación del tipo: ¡por Belenos, están locos esos romanos! o esa tan conocida del jefe galo Abraracurcix: ¡el cielo se va a desplomar sobre nuestras cabezas!


10. Le gustaba trabajar durante cinco o seis horas seguidas. Ponía el despertador a las 5 de la mañana. Decía que no necesitaba más que tres horas. Nunca lo vi bostezar. Pensaba que eso del sueño era una construcción social. Él había hecho mucho yoga de pequeño, quizás era una ayudita para mantenerse despierto todo el día

11. De los periódicos, sólo le interesaban dos cosas: la programación de televisión y el horóscopo, aunque a veces se interesaba por saber cuál era la temperatura en otros países.

12. Mantenía la sana costumbre de mezclar la risa y el alcohol, a pesar de las tragedias.


roxana popelka

LA OTRA POESÍA

La otra poesía

Mis vecinos, los del 7º-C, son huidizos y vergonzosos. Quisiera saludarlos amablemente por las mañanas, en el ascensor, como hace todo el mundo, o encontrármelos en el portal cuando bajo a tirar la basura. Pero nunca coincidimos. No siguen unas pautas regulares en su vida cotidiana. Deben salir por la chimenea vestidos de deshollinadores, aunque no estemos en Navidad, ni el cuento de Mary Popins. Todo eso da igual porque mis vecinos, aunque esquivos, escuchan poesía fonética a altas horas de la madrugada. Los oigo a través de la pared del salón mientras escuchan “variaciones del poema a Anna Blume” de Kurt Schwitters, o el sonido transgresor y experimental de Bartolomé Ferrando. Mis vecinos son de esa clase de personas que defienden una visión más enriquecedora de concebir la poesía y su papel en nuestra sociedad. Consideran que ésta debe abrirse a su entorno más inmediato, y que debemos ampliar las fronteras de nuestro conocimiento sin establecer un límite preestablecido, buscar en la diferencia.
Después de la conmemoración del día mundial de la poesía celebrado el pasado 21 de Marzo, mis vecinos me han invitado a su casa, han sacado de los estantes; libros, vídeos, música. Y me han mostrado que existen otros poetas que no están en los libros de texto, ni en las antologías. Son poetas visuales, fonéticos, etcétera. “Están ahí”, han dicho. Y son muy valiosos aunque sean desconocidos y no ganen importantes premios. Mis vecinos dicen que la búsqueda y la indagación debe convertirse en el trabajo del verdadero poeta. Por eso hemos celebrado, a nuestra manera, el día mundial de la otra poesía.

Roxana Popelka

domingo, 22 de marzo de 2009

Otros tiempos

LOS MEJORES TIEMPOS ESTAN POR LLEGAR

Mujeres
Mujeres altas
Mujeres bajas
Mujeres con espejos

ROTOS

que posan de perfil

-primero un perfil, y después el otro-

un primer plano las destrozaría.

Mujeres sentadas en círculos
niñas desvistiéndose en la piscina
chicas en posición de firmes.

“estoyrodeada de mujeresque huelenasopa”

EL- ¿Qué horas son éstas de llegar a
casa?


Sólo ella pede abrir los ojos de esa manera
Sólo ella es capaz de encerrar un gran misterio.

ELLA- Llego a la hora que me da la gana.


(Y se tumba en la alfombra sin quitarse los zapatos
ni apagar la luz).



-FIN-

miércoles, 18 de marzo de 2009

cuélgate un rato mientras baja la sangre


¿Cuántas veces?
en mitad de una pesadilla
suena el teléfono
estás en otro lugar
lejos, lejos
ya, ya, ya
bien,bien bien,
sí, sí
responde acalorado
el azúcar en la sangre y tanta
tierra marrón.
Sí , Sí -dice ella
y va
y va.

martes, 17 de marzo de 2009

arbustos y mosquitos/ Roxana Popelka

EL ARBOL DE VINAGRE

1ª PARTE:

Intervalo para tomar
café y una copa de
Fundador.


2ª PARTE:

Una parte de mí
se manifiesta como deseante.

Otra parte de mí
no soporta ese deseo
elegido.


Sin embargo, creo recordar,
estoy hecha de arcilla
y de egoístas
impulsos mundanos.


No dejo de sentirme
asqueada por
esta falsa
moral, pero me
conozco lo
suficiente para
sentirme satisfecha
por mi astucia.


Mientras se apoderaba de mí
el sueño, sentí como
si una araña
hubiera recorrido mi
pierna. La toqué,
no era una araña, era una
apasionada
cópula entre dos
moscas enemigas.