lunes, 25 de abril de 2011

MUDANZA (primera parte).

Cristina: Nuestra primera casa estaba situada en un pueblo que se parecía a las Montañas Rocosas. Vivíamos aislados. No teníamos televisión. No, no me aburría. Aquello era mi mundo hasta que convirtieron la comarca en espacio protegido. Oleadas de veraneantes consiguieron llegar a esa región hasta entonces impenetrable. Entonces ya me quise ir de allí pitando. Trasladaron a mi padre a Madrid. Los primeros años añoraba los caballos, los jabalíes, los burros (especie en vías de extinción), los conejos y, sobre todo, sentía morriña por las truchas. Sí, pescábamos truchas en ríos caudalosos. Aquí, en Madrid, me fui acostumbrando al asfalto, a la polución, a los robos, a los homicidios, a las violaciones, a los suicidios. Y me gusta vivir aquí.

3 comentarios:

jens peter jensen silva dijo...

joder, qué bueno!!!!!!!!

goyo dijo...

el problema de Cristina es "su" definición de espacio natural protegido: suena muy bien , pero está malinterpretado ...........imposible una avalancha de "¿veraneantes?"

idílico , pero por desgracia, escaso

ayy Cristina.........qué pena cambiar Madrid por una ilusión

Roxana Popelka dijo...

Gracias velp!