La vieja necesita ayuda para asearse.
La meto en la bañera día por medio y le suelto el moño al lavarle el pelo. A
ella le gusta que le restriegue bien fuerte; pone cara de contenta. Ahora usa
un andador que arrastra por el pasillo. Le recomendaron que camine, por el
asunto de la cadera.
Miramos la televisión después de
almorzar y ella me dice, siéntate en el sofá. Le pongo una manta de lana sobre
las piernas. A veces se recuesta y se queda dormida. Tengo que bajar el volumen,
no vaya a ser que se despierte; tiene mal carácter. Me pregunta ¿qué pasó con
Mauro, Yasmina? Y le cuento los chismes de la teleserie para que esté al día de
los pormenores. Mientras preparo su merienda, viene a la cocina, la oigo por el
pasillo arrastrando el andador. Me habla del galán de la novela o de la nueva
actriz. No puedo decir nada que ofenda a los protagonistas. Me echaría de la
casa. A veces seguimos dos teleseries, pero es demasiado. Mezclamos los
personajes y eso no puede ser. Mi marido dice que no es bueno que vea tanta
tele. Pero a mi me gustan los romances, imaginarme que eso mismo puede ocurrir
de verdad. Aunque es difícil. La vida real es tan diferente, ¿verdad que sí?
A la vieja no le gusta el secador, me
dice: Yasmina nada de tecnología, yo me río, es simpática la vieja, prefiere
que la seque con una toalla, después se sienta cerca de la estufa y me pide que
la peine. Eso la relaja. A veces me cuenta cosas de su marido, que era muy
maniático con la comida, o que la ropa nunca estaba planchada a su gusto. Yo me
quedo callada y dejo que siga hablando. Repite las cosas tantas veces que me
enreda y luego no recuerdo dónde dejé las tijeras para cortar el pescado, o si
pasé la escoba por la terraza. No vaya a ser que se de cuenta, entonces la vieja
me rezonga y me dice: Yasmina, ¿esto qué
es? A mi me da apuro y hasta paso vergüenza. La vieja sabe humillarme. Me deja
en evidencia y a veces lo hace delante del conserje, eso sí que no me
gusta.
Si me preguntaran si soy feliz con la
vida que me ha tocado, no sé qué diría.
Tendría que pensarlo bastante.
¿Qué me gusta de España?
pregunta difícil, pues
Creo que tengo una gran suerte de vivir acá
¡Qué suerte tengo de vivir en Madrid!
No hay pobreza,
en España no hay pobreza,
en Madrid no hay pobreza.
Viva Madrid,
Viva España.
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