En esos días de verano, posiblemente
expectantes del mes de agosto, cuando a tu padre le daban 15 días de vacaciones
en la empresa pública y tu madre dejaba de vender tuppers, porque nadie
necesita tuppers en agosto, era el momento elegido para disfrutar de unas
merecidas semanas de descanso en un pueblo de León.
Socorridos pueblos de la
Provincia de León, prescritos por ilustres doctores titulados en medicina general
para la niña con problemas respiratorios,
para el padre con urticaria,
para la madre con asma crónico.
Todos sueñan parecido en estas
fechas: parajes despejados de alta montaña, ríos helados donde enfriar la
gaseosa, villas inhóspitas que redoblan su población en agosto y esos mismos
pueblos y sus plazas; céntricas plazas con 39 grados a la sombra a las 15.00 de
la tarde. Y sus rebaños de ovejas merinas recorriendo los caminos, iniciando la
trashumancia.
Pueblos de la Provincia de León: secos,
amarillos.
Aldeas perdidas donde los vecinos
andan por ahí desperdigados en alguna ciudad lejana,
al norte,
al este,
trabajando en la siderurgia, en el
sector naval.
Pueblos apagados por una posguerra
cruel
-tan despoblados y necesitados de
folklore-.
De camino al lugar, en los tramos
sin curvas, tu hermano juega a contar coches del mismo color, o a hacer sumas y
restas con los números de las matrículas. Tú, Mónica, prefieres concentrarte en
los hombres, mujeres y niños que vas dejando atrás, en perros sin collar, en
aquél grupo de cabras solitarias que atisbas una vez coronado el Puerto de
Pajares.
El puerto que une Asturias con la Meseta.
Carretera construida aprovechando la
llegada del ferrocarril.
Pajares, hoy diseñado para
convertirse en una moderna estación de esquí, está considerado como uno de los
puertos más peligrosos de la Península Ibérica. Los madrileños tiemblan cada
vez que lo cruzan para descender a la costa cantábrica, también los leoneses,
los vallisoletanos, los palentinos; todo el mundo, a excepción de los
salmantinos, que prefieren ir a las Rías Bajas, evita el paso por el temido
Puerto de Pajares.
Este libro que tengo en mis manos
describe su accidentada orografía, en la primera página dice:
Con una altitud de 1.378 metros, es conocido por las nevadas que recibe
en invierno, sus nieblas en las noches de verano, sus pendientes que llegan
hasta el 17% oficialmente…
Y tú, Mónica, agarrada fuertemente a
la manija de la puerta consideras la posibilidad de tener un accidente: que os
despeñáis por un precipicio, que tu padre no tiene suficiente visibilidad a
causa de la niebla, o que no ve aquél camión adelantando; se trata de una curva
cerrada y no lo ve. Entonces cierras los ojos como si fueras a gritar: no es
una pesadilla, es real. Siempre la misma historia cada vez que subes por el Puerto
Pajares; coches sin fuerza agonizando, atascados en la cuneta. Un motor echando
humo. La familia entera saliendo del
automóvil, cubriéndose a toda prisa con una manta de viaje de esas de mil
colores tejidas a ganchillo, y la abuela, que no entiende nada, se persigna
tiritando mientras esperan por la Guardia Civil.
Tú, continúas aferrada a la
manija, espeluznada tragas saliva, cuentas uno, dos, tres, cuentas hasta diez.
Piensas en el más allá mientras tu padre sube el último repecho a 15 km por
hora. Tus hermanos, ni se inmutan, como Juan sin miedo y Roberto, con esa voz
grave, dice ¡qué va a pasar, tonta!
Faltan 34 kilómetros para llegar a
Canseco.
En Radio Nacional un locutor habla
sobre la erradicación de la tuberculosis. Tu padre cambia de frecuencia, suena
música ligera,
el último hit.
Esta vez no tarareas.
3 comentarios:
... y todos aquellos días que no se acababan nunca donde sólo estaba el cielo azul y toda aquella tierra... y las cigüeñas que a veces giraban en el aire como si buscasen un árbol donde posarse aunque sabían que únicamente encontrarían campanarios de iglesias de barro o torres de alta tensión que cruzaban el páramo como si fuesen gigantes que querían escapar a la ciudad dando grandes zancadas.
¿Tú, dónde veraneabas?
La Bañeza, Valencia de don Juan, Ponferrada, San Cristobal de la Polantera, Fresno de la Vega, Pozo de Urama, Boñar, Puente Castro, Hospital de Orbigo, Benavides
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